Lomagne, la región del ajo blanco de Lomagne, es el encuentro entre una tierra y una planta legendaria con virtudes inesperadas.
Hoy en día, los científicos buscan la forma de hacer que la alimentación diaria sea fuente de salud y sirva para mantenerse en forma. En este campo, el ajo juega con ventaja.
El ajo tiene propiedades antioxidantes que protegen a las células del impacto de los radicales libres, implicados en la evolución de las enfermedades cardiovasculares.
Rico en vitaminas, minerales y oligoelementos, el ajo estimula el sistema inmunitario, fortalece los huesos, mejora el estado de la piel, el cabello y las uñas e incluso combate la celulitis.
Gracias a la alicina que contiene, está reconocido como un bactericida y antiséptico pulmonar y digestivo. El ajo es un antiséptico que actúa sobre las picaduras de mosquitos y las mordeduras. Actualmente se utiliza en algunos jabones por su acción antibacteriana
A lo largo de las épocas, de las civilizaciones y los pueblos, se ha afirmado que el ajo es afrodisíaco, que alarga la vida, que posee virtudes oraculares y que aporta fuerza y vigor.
Sus maravillosas propiedades han hecho que el ajo sea considerado una panacea universal.
En las regiones acechadas por el fantasma de Drácula, el ajo tiene fama de ser infalible para ahuyentar a los vampiros.
En la Antigüedad, se creía que avivaba la fuerza de los constructores de pirámides y de los luchadores, pero también se le atribuyen virtudes más pícaras.